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Ángel Caído: Trilogía Fantástica

 
Arturo Anaya, director de la película de ángeles y demonios, dice que, aunque muchos no lo crean, en efectos visuales no le pedirán nada a "Narnia" y "El Señor de los Anillos"
 
Por Rogelio Segoviano

“Ángel caído” es un proyecto cinematográfico cuya idea nace hace casi una década en la mente de Arturo Anaya Treviño, un joven hidrocálido apasionado por el cine y la literatura que a los 18 años escribió una novela que contaba la misión en la Tierra de una familia de hombres ángel a lo largo de tres diferentes generaciones, la cual siempre soñó con poder convertir en película en algún momento de su vida. Él mismo comprendía que todo ese relato fantástico que había concebido resultaba demasiado complejo y ambicioso para ser llevado a la pantalla grande de un solo golpe, así que, influenciado por cineastas como George Lucas, Robert Zemekis y Francis Ford Coppola, decidió elaborar tres guiones, uno por cada generación de la angelical familia, para formar una saga de igual número de películas. Algún día, pensaba el jovencito Arturo Anaya…, algún día…




Su anhelo por convertirse en director de cine lo llevó vender cuanto poseía para estudiar en el prestigiado New York Film Academy, pero cuando terminó la carrera el destino le tenía preparada una sorpresa: se casó a temprana edad y tuvo que trabajar en algo muy distinto al cine y al mundo del audiovisual. “Dejé de lado el cine porque había que sacar adelante a la familia, pero una vez que me estabilicé un poco, decidí que era el momento de desarrollar el proyecto que realmente me quitaba el sueño, y fue entonces que me salí de la chamba, saqué mi lana del banco, vendí el coche, hipotequé la casa y empeñé un montón de cosas para tener un poco de dinero y empezar con ‘Ángel caído’” recuerda Arturo Anaya, quien la tarde de ayer, a sus 27 años de edad, dio a conocer a los medios de comunicación que asistieron a la Expo Manga Cómic TNT de la Ciudad de México, además del cómic basado en los personajes de su película, los primeros avances oficiales de la cinta, la cual pretende estrenar en todo el país, con más de 400 copias, en noviembre próximo.

Una vez decidido a llevar adelante sus planes cinematográficos, lo primero que hizo Anaya fue reescribir, con la ayuda de tres amigos que se dedican al diseño conceptual, un nuevo tratamiento del guión.

- Dices que tenías tres diferentes guiones de “Ángel caído”, uno por cada generación de esta familia de hombres ángel, ¿cuál fue el que rescribiste?
- Llevar a la pantalla la primera y la tercera historia resultaba, además de complicado, muy costoso, así que decidimos empezar por la segunda parte de la trilogía, ya que gran parte de la trama se desarrolla en la época actual aunque con algunos “flashbacks” y secuencias un tanto oníricas, como los pasajes bíblicos de Adán y Eva, y de Caín y Abel.



- ¿Cuándo inicias formalmente la producción de “Ángel caído”?
- En 2005, junto con la productora Marcela Paredes. Tocamos puertas por todos lados y, la verdad, fue muy difícil porque en todos lados nos cerraron las puertas. En cada sitio al que íbamos para mostrarles el guión, los bocetos, el “storyboard” y las maquetas del proyecto, se reían de nosotros y nos decían que una película de ese tipo nunca se podría hacer en México, que el cine de género fantástico y con efectos especiales digitales sólo lo podían hacer los gabachos, allá en Hollywood, y que si nosotros lo intentábamos nos quedaría algo ridículo y súper chafa. 

Todo mundo se mostró muy escéptico y para poder convencer a alguien tuve que desarrollar, por mi propia cuenta, una especie de cortometraje con una probadita de los efectos especiales que quería lograr, además de elaborar un minucioso catálogo con la descripción de cada uno de los personajes, el vestuario, las locaciones, las escenografías y las armas que se utilizarían. Y aún así, la mayoría de las personas con las que fuimos me volteaban a ver como si estuviera bien pinche loquito. Llegó un momento en el que le dije a Marcela Paredes que así iba a ser imposible conseguir que alguien se aventara a producir la película, que lo mejor sería que nosotros mismos, con el dinero que teníamos, nos arrancáramos y comenzáramos el rodaje, y ya después, con el material que tuviéramos en la mano, los inversionistas se nos unirían y así podríamos terminarla.



- ¿Cómo fue ese arranque?
- Rentamos una gigantesca nave industrial en Aguascalientes y comenzamos a construir ahí los diferentes escenarios que necesitábamos. Poco a poco comenzó a crecer en toda la región una especie de rumor en torno a un grupo de cuates que estaban haciendo una película medio locochona de ángeles y demonios. Y las cosas sucedieron tal y como las teníamos planeadas, mucha gente de Aguascalientes, Guadalajara, León y Zacatecas se acercó a nosotros para participar en la producción de la película, desde actores, diseñadores, escultores, dibujantes, maquillistas, coreógrafos, profesores de artes marciales y estudiantes, hasta uno que otro que nos decía: “Miren, yo los apoyo y le entro con tanta lana, no es mucha pero…”.



- En “Ángel caído” participan tres miembros de la familia Zurita: Humberto, Sebastián y Emiliano, ¿cómo fue el “casting”?
- Vine a la Ciudad de México para hacer “casting”, y fue así que llegué con Humberto Zurita, a quien siempre tuve en mente para interpretar a uno de los personajes de la historia. Para tratar de convencerlo le hice una presentación visual de “Ángel caído”, y todavía no le daba el guión cuando ya había aceptado trabajar conmigo. En esa plática él me preguntó si ya tenía al protagonista de la película, y le dije que aún no, que estaba por hacer un “casting” para encontrar al actor adecuado. Como le había gustado mucho el proyecto que le presenté, me dijo que su hijo Sebastián, de 18 años de edad, coincidía con las características del personaje principal y que me podía funcionar. Me mostró unas fotografías de Sebastián y fue ahí donde lo vi con Emiliano, su hermano de 12 años. Le comenté a Humberto que me gustaría hacerles “casting” a los dos y, de manera por demás generosa, los trajo a México desde Miami, en donde viven. A ambos los probé en el plano actoral, porque no quería irme nada más por la cuestión del físico, y me convencieron totalmente. Digo, no se trataba de que como eran dos chavitos muy bien parecidos no importaba su desenvolvimiento ante la cámara. Importaba, y mucho. No en balde crecieron viendo a sus padres en los escenarios del teatro, el cine y la televisión. Aunque ellos nunca antes habían actuado de manera profesional en una película, tenían muy claro todo lo que hacían. Digo, a quien no le gustaría tener como maestros de tiempo completo a dos figuras de la actuación como Humberto Zurita y Christian Bach.





- Entonces no todo ha sido tan difícil como podías haber esperado…
Bueno, no todo ha sido miel sobre hojuelas. El rodaje de “Ángel caído” lo iniciamos a mediados de 2006, pero en la octava semana colapsamos porque el presupuesto se nos acabó. Tuvimos que parar la filmación. Fue una tragedia. En ese momento pensé que todo nuestro trabajo se iría al carajo. Por suerte, con un poco de dinero extra que pude conseguir, me lancé al DF para armar un “demo” de siete minutos y un “teaser” de un minuto, con lo que buscaríamos más financiamiento. Además, nos dijeron que la película podría beneficiarse con el artículo 226 de la Ley de Cine, que permitía que los inversionistas pudieran deducir fiscalmente las aportaciones que nos hicieran.

- Fue como si un ángel les hubiera arrojado un salvavidas…
- Pero aún así, como estaba recién aprobado el artículo 226, muchos pensaban que se trataba de un chiste, pues no podía ser verdad que dejaran de pagarle a Hacienda para producir una película. No se la creían. Bueno, todavía hoy en día es difícil convencer a muchos empresarios de que inviertan en el cine mexicano. No se terminan de convencer, creen que es puro cotorreo eso de las deducciones fiscales, pero si lo analizaran bien se darían cuenta de que todo es puro beneficio para las empresas, al tiempo de que realizan un aporte importante para el desarrollo cultural.

- ¿Y conseguiste el dinero que faltaba?
- Afortunadamente. No era mucho lo que hacía falta para concluir el rodaje pues ya habíamos filmado durante ocho semanas, pero me faltaban cuatro o cinco semanas de rodaje. Primero hicimos todo lo que fue en foros, locaciones y exteriores, y al último dejé el trabajo en donde utilizaríamos básicamente el “greenscreen”, que son las secuencias en las que se explota al máximo los efectos especiales.




- ¿De qué trata “Ángel caído”?
- Es una historia que aborda una lucha entre el bien y el mal, concretamente entre ángeles y demonios. Se supone que Satanás se rebela para intentar arrebatarle a Dios el trono del cielo, inicia una guerra pero la pierde y ahí nace el ángel caído. Esa es la historia que todos conocemos en torno a la expulsión de Luzbel del cielo, junto con tres cuartas partes de los ángeles que lo siguieron. Mi historia presenta la lucha del demonio por recuperar ese trono, y en medio de todo esto se encuentra el protagonista. Se trata específicamente del argumento de “Séfiro, Canto II”, que es la película que esperamos estrenar en noviembre de 2008. Cada parte de la trilogía es una generación, y las tres generaciones tienen la tarea de custodiar la Espada de Fuego. Según “La Biblia”, en el Génesis, después de que Adán y Eva fueron corridos del Jardín del Edén, éste se selló con una Espada de Fuego, que es precisamente el elemento que busca Satanás para poder abrir el portal, entrar al Jardín del Edén y comenzar una nueva batalla para derrotar al cielo. Pero en esta búsqueda la Espada de Fuego viene a dar en las manos de un séfiro (mitad ángel y mitad humano), quien deberá protegerla.



- Hablabas de un cierto malinchismo de mucha gente de la industria del cine nacional, quienes te decían que una película así sólo la podían hacer en Hollywood, que aquí quedaría algo ridículo y muy chafa…
- Eso fue algo muy doloroso. De hecho, todavía me duele que haya algunas personas en la industria que, sin conocer absolutamente nada del proyecto de “Ángel caído”, nos critican y descalifican. Por suerte, el año pasado empezamos con el pie derecho porque luego luego contamos con el apoyo de Kellogs y de otros inversionistas muy importantes, pero aún no tenemos completo el presupuesto para terminar la película pues la post-producción, proceso en el que ahora nos encontramos, es la parte más costosa en esta cinta, sin embargo a raíz del éxito de Guillermo del Toro con su “Laberinto del fauno”, además de las campañas de apoyo al cine mexicano que han realizado Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu, se ha terminado un poco con ese escepticismo que había por parte de los inversionistas. Digamos que ha renacido una nueva esperanza en el cine mexicano gracias e estos tres personajes, así como a muchos otros cineastas, guionistas, fotógrafos, actores y productores que han trabajado muy fuerte para sacar adelante las películas latinoamericanas, y que han ganado premios importantes en el extranjero. Todos ellos nos han abierto camino a las nuevas generaciones de directores para sacar adelante nuestros proyectos, pero aún así es bien complicado. Yo soy un gran admirador del trabajo de Guillermo del Toro y de Alfonso Cuarón, porque han luchado contra viento y marea para sacar adelante el cine que traen en la cabeza. Así como Del Toro, me gustaría hacer una carrera en el cine por el lado de lo fantástico, la ciencia ficción y lo irreal.



- ¿Nunca buscaste algún apoyo financiero en la compañía productora de Guillermo del Toro, o lo buscaste a él para que te pasara algún contacto importante en el extranjero?
- No tengo el gusto de conocer personalmente a Guillermo del Toro. He estado absolutamente inmerso en el proyecto de “Ángel caído” los últimos cuatro años de mi vida, mientras él se encontraba en España filmando “El laberinto del fauno”, produciendo “El orfanato” y preparando “Hell-Boy II”, así que tampoco creo que hubiera tenido mucho tiempo para atenderme. Yo tuve que buscar mis propios caminos para sacar adelante mi proyecto, sin embargo no descarto que en un futuro cercano pueda localizarlo y reunirme con él para mostrarle mi trabajo y pedirle algún consejo.



- ¿De dónde surge tu obsesión por el tema de ángeles y demonios?
- Yo no soy una persona muy religiosa, pero he tenido que estudiar mucho acerca del catolicismo, cristianismo, judaísmo, budismo y de la religión musulmana, con el fin de poder armar una historia que hable en torno a las diversas mitologías que hay en cada una de esas creencias. De ahí he recuperado pasajes, nombres de personajes, anécdotas, ciudades…, en fin. Mi objetivo fue crear un mundo totalmente fantástico. Obviamente, tomé a los personajes de Satanás y el Arcángel Miguel como elementos detonadores. También hago referencia a Adán y Eva, así como a Caín y Abel, pero más allá de lo que sabemos de ellos he tratado de llevarlos por otros caminos para contar una lucha entre el bien y el mal. Desde que era niño me ha llamado la atención el mundo de los ángeles y los personajes alados. Siempre me preguntaba por qué no se hacían muchas películas de ángeles, son muy poquitas las que hay. Siempre me maravilló ese mundo, así que cuando tuve oportunidad de escribir una historia, no lo pensé mucho para agarrarme de ahí.


- ¿Qué hay de los efectos visuales?
- Son un gran reto, sobre todo porque más del 30 por ciento de la película son contra “greenscreen”, en donde hay que generar absolutamente todo, desde una simple nube hasta una caótica batalla entre un ejército de ángeles y demonios. El proceso de post-producción es un periodo muy largo, estamos hablando de más de un año de trabajo de animación digital, aparte de la edición, corrección de color, sonido, laboratorio, musicalización y todo eso. Aunque a mucha gente le cueste trabajo creerlo, en el terreno de los efectos visuales pienso estar al mismo nivel de un “Harry Potter”, “El Señor de los Anillos” o “Las crónicas de Narnia”. Ellos me superan con muchos millones de dólares de presupuesto para lograr los mejores efectos, sin embargo yo le apuesto al trabajo, talento, creatividad, esfuerzo y voluntad de los animadores mexicanos que le dedican hasta 20 horas al día a este proyecto.



- ¿Es muy costoso hacer una película como “Ángel caído”?
- Si hacer una película con tres o cuatro personajes en una sola habitación es de por sí costoso, imagínate si hablamos de un filme épico como el nuestro en donde, por ejemplo se han elaborado más de mil 700 vestuarios, se han construido 85 diferentes sets, y hemos tenido locaciones en lugares muy remotos. Se ha necesitado mucho dinero para hacer “Ángel caído”, pero aún así el manejo del presupuesto ha sido extraordinario. La película contó con un presupuesto inicial de 26 millones de pesos, pero conforme pasó el tiempo y nos dimos cuenta de los gastos de post-producción, fue que se empezó a subir el costo. Aún así, no creo que nos hayamos ido arriba de los 3 millones de dólares, que para una película de este tipo es realmente muy barata. Creo que lo que nos gastamos aquí en toda la película fue lo mismo que se gastaron sólo en las botellitas de agua “Evian” en la última película de “Harry Potter”. Lo repito, lo más caro aquí es a lo que le llamamos las horas nalga, al trabajo de post-producción enfrente de la computadora.

- ¿Es extranjera la compañía que está trabajando en los efectos visuales y digitales de “Ángel caído”?
- Es una compañía 100 por ciento mexicana. Se llama MetaCube, es una empresa de Guadalajara que trabaja con NewArt y se dedica a hacer pura animación. Insisto, aunque haya quienes se muestren incrédulos, toda la película la hacemos puros mexicanos, aquí no hay de que ya terminamos el rodaje y ahora nos vamos a Los Ángeles para hacer la animación y la post-producción… Ni madres, puros mexicanos.



- ¿Puros mexicanos?
- Bueno, el único extranjero que participó en la película fue el coordinador de los “stuntmen”, un ruso muy cabrón que venía del circo, al que le decíamos: “En esta escena necesitamos que te avientes tres maromas y luego salgas volando contra la pared”. A todo nos decía: “Si señorrr”, luego preparaba sus cosas, hacía sus cálculos y le pedía a los técnicos que se ubicaran en tal o cual posición, “porrrrque yo me voy a embarrar contrrra esa parrrred”. La mayoría de los actores tuvieron un entrenamiento físico muy riguroso para que, en la medida de lo posible, ellos mismos desarrollaran sus escenas de combate.

- ¿Hay muchas escenas de combate?
- Para esta película desarrollamos una especie de arte marcial muy particular, porque fusionamos capoeira, tae kwon do y kung fu. A los instructores les pedí que crearan coreografías de combate distintas a las tradicionales, porque partíamos de que eran ángeles y demonios los que iban a pelear, no se trataba de seres humanos. Unos tenían que verse estéticos y con mucha armonía al pelear, mientras los otros debían ser como más “gandallitas” y pendencieros. De hecho, Sebastián Zurita y Alejandro Durán, los protagonistas y personajes antagónicos, insistieron en hacer la mayoría de sus escenas de riesgo, por lo que se vinieron a vivir a Aguascalientes seis meses antes de iniciar el rodaje para recibir el entrenamiento adecuado, meterle duro al gimnasio y aprender el manejo de los arneses para las secuencias de vuelos.



- ¿Por qué estudiaste cine en EU y no en México?
- Por que no pude entrar al CCC. Es un desmadre entrar ahí, sobre todo si eres de provincia y no tienes contactos. Y al CUEC, menos. Está en chino. Otra de las razones por las que me fui a Estados Unidos fue porque mis jefes no me apoyaban, me decían que me iba a morir de hambre. Al ver que no podría entrar al CCC ni al CUEC, me encontré con unos cursos de cine, que no es la carrera completa de dirección cinematográfica, que dura dos años. Yo tomé una serie de cursos de un año de duración, y no terminé la carrera completa porque se me terminó el dinero. Mis primeras películas las comencé a los once años con una “Handicam” que me regalaron.

- ¿En qué momento de tu vida decides ser director de cine?
- Pues podría ser acá muy pose y decir que después de analizar el discurso narrativo en el cine de Woody Allen o de ver un ciclo de Fellini o de cine soviético fue cuando me di cuenta de que mi verdadera vocación era la de ser director de cine, pero la neta es que fue cuando tenía seis años de edad y mis jefes me llevaron a ver la película “Volver al futuro”. 

Fuente: http://gamers.vg/
 
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